Hablar de Apple es hablar de Steve Jobs. El genial y
enigmático fundador de Apple ha provocado amores y odios por igual y, para bien
o para mal, marcó a fuego su sello en Apple. Cualquier lanzamiento Apple ha
estado marcado y determinado por Steve Jobs que, imperturbable, ha marcado los
tiempos a su antojo, haciendo cuanto quería con independencia de lo anunciado
(mejor dicho pronosticado) por la prensa y el mercado.
La última presentación, la del iPhone 4S, tuvo su sello a
pesar de su ausencia. Su fallecimiento al día siguiente tuvo un impacto global,
pero la presentación y desarrollo del 4S se hizo bajo su control y dirección,
ignorando a los que hablaban de un iPhone 5 y siendo fiel a su política de
renovar sus gamas de forma importante cada dos años, actualizándola entre
medias.
Ese era el plan de la Apple de Steve Jobs, ¿cuál será el
plan de Tim Cook? La lógica hace pensar que no habrá cambios radicales porque
la senda de Apple ha funcionado, y muy bien, en los últimos años. Si no hay
modificación, esta tarde veremos el iPad 3 y supondrá una diferencia sustancial
con el 1 y el 2, tanto en características como en forma.
Si hay ruptura, estaremos ante un iPad HD, iPad 2,5 o iPad
2S, pero eso ya será otra historia y lo que seguro, seguro, seguro no cambiará es su política de precios que mantendrá el iPhone entre los 500 y los 800 euros en España, lo que hará que más de uno busque la manera de comprar sin intereses el nuevo gadget de Apple.