Veintiséis muertos en un fin de semana, 26. La cifra es escalofriante y la gente sigue pidiendo que se quiten los límites de velocidad y que mejor a 140… ¿en este país? Ni de coña.
En España hay mucho hijo de puta suelto con un volante entre sus manos, que no es consciente de que está utilizando una máquina de matar que, si solo se matase él, pues mira, allá cada uno con su vida y sus actos, pero cuando hay otras vidas en juego, la cosa cambia.
He tenido la oportunidad de conducir en Alemania y allí, sin límite de velocidad, hay una diferencia fundamental y básica: la gente tiene educación, respeto y consciencia de lo que supone conducir. Y corren, ya lo creo que corren. El carril izquierdo de las autopistas alemanas está “reservado” para coches de gran potencia. Audis, Mercedes y BMWs reinan en ese carril y no tienen problema es pasarte a 200 kilómetros por hora. Claro, que si por necesidades de la conducción tienes que usar ese carril, levantarán el pie del acelerador, esperarán a que termines la maniobra, y cuando su carril esté despejado, volverán a su velocidad de crucero.
Aquí, en este país de pandereta, ocupar el carril izquierdo puede, y suele, suponer tener a un cretino pegado a tu culo, que te dan largas y, en consecuencia, terminar forzando una maniobra que puede desembocar en un accidente.
También soy de los valientes, no se nos puede llamar de otra manera, que atraviesan Madrid en un scooter. Cada día son varias las pifiadas de coches que, por distracción en la mayor parte de las ocasiones (móvil, pintarse los labios, buscar pasajeros…), a punto están de hacer que me vaya al suelo. La peor, quitando el día que tuve el accidente, fue en la calle Velázquez de Madrid, calle ancha (cinco carriles), en la que salvo momentos determinados, se suele circular con cierta fluidez. El hijo de puta de turno, tras equivocarse de giro, no tuvo otra idea que dar marcha atrás para volver a Velázquez. Juro, que si voy un poco más rápido o cinco metros más adelante, me mato. Después de pitarle y llamarle de todo, el desgraciado que conducía me pedía calma con la mano. ¿CALMA? “Si choco contigo lo arreglas con chapa y pintura, pero yo me mato, hijo de puta”.
Declaraciones de Ortega Cano a su salida del hospital
Y encima, si un presunto asesino (será condenado por homicidio imprudente) como Ortega Cano, sale del hospital y no se censuran sus declaraciones, pues no se da ningún ejemplo. Tras dar 1,25 de alcohol (2,5 veces la tasa permitida), a su salida del hospital dice “el toro más difícil de lidiar”. Hay que reconocer que lo clava, el resultado el mismo, un muerto. Y lo mínimo que tendría que hacer es callarse y no hacer ninguna declaración al respecto.
Así pues, como en este país no se es responsable de lo que supone conducir y llevar un coche y encima parece que cualquier medida que busca mejorar la seguridad y evitar muertos es un recorte de libertades, pues habrá que tomar otras medidas. Dar menos carnets de conducir, endurecer más las sanciones por alcoholemia e incluir cárcel a la mínima o cualquier otra cosa, porque con videos como los de abajo, no sé cómo la gente normal y responsable tenemos las narices de salir a la carretera.