jueves, 11 de agosto de 2011

Spain is different (y en la crisis más aún)

Que España no tiene igual en el mundo es algo que cada día que pasa es más y más real. Este país (en muchas cosas de pandereta) tiene siempre que llevar la voz cantante en cosas en las que mejor sería cerrar la boca y no emitir una sola nota musical.


La actual crisis española, a la que no voy a quitar ni un ápice de gravedad, sí tiene una serie de elementos endógenos que, de no tenerlos, reduciría y mucho las cifras y la sensación de miedo e inseguridad que se respira en todo sector. Veamos los motivos.

¿Parados igual a gente sin ingresos? Ni de coña

Las cifras dan miedo, pero yo no me las creo. Y no me las creo porque salgo cada fin de semana y me cuesta encontrar mesa para cenar, porque veo las terrazas llenas y porque, si realmente hubiese el número de parados que tanto la EPA como el Ministerio de Trabajo dicen que hay, España debería estar al borde de la revolución.

El problema radica en el número de parados y el número de personas sin ingresos. No voy a decir que hay familias en situaciones de extrema gravedad, que hay gente que hace años que no trabaja y que la situación es grave. No lo voy a decir porque esas situaciones existen. Lo que sí voy a decir es el elevadísimo número de profesionales del B, del dinero negro y no declarado, que existen en este país.

Desde los “chapuzas” no dados de alta a los profesionales liberales que aunque conducen Mercedes de a 30.000 euros, su declaración de la renta tiene menos ingresos que una cajera del Día. Por cierto, ese Mercedes se paga a través de un leasing  que es desgravado por el profesional de turno, en su totalidad.

Profesionales liberales: carta blanca al fraude fiscal

En este país ser un profesional liberal es un chollo. Salvo que Hacienda le dé por tocar las narices, no hay porque declarar todo aquello que se gana. Qué más da. Por supuesto, la gente encantada porque en caso de pedir factura, el tema sube un 18%.

La pena, es que no haya verdaderas y constantes inspecciones fiscales a los profesionales que dicen ganar 6.000 euros al año, pero se permiten el lujo de pagar 1.000 euros mensuales por el renting de un Lexus. Es gente que, en general, desconoce el uso de las tarjetas de crédito, que aman los billetes morados, sí, los “Bin Laden”, y que, si te descuidas, piden una ayuda porque, “oficialmente”, son pobres de solemnidad.

Y ya no solo hablo del abogado, hablo del tendero, del dueño del restaurante, de los puestos de los mercadillos…salvo excepciones, 

Como indicaba Michael Moore, son ladrones de guante blanco, con el problema de que nos están robando a todos los demás.

También influye la cantidad de profesionales que han optado por darse de baja y figurar sin empleo pero que, sin embargo, siguen trabajando sin ningún problema. Esto es una consecuencia directa del problema que tiene la base de cotización en España. Un autónomo escoge su base de cotización y paga, a la Seguridad Social, un porcentaje de dicha base con independencia de sus ingresos. Así, si antes una persona ingresaba una media de 3.000 euros y cotizaba por la base mínima (unos 250 euros al mes por norma general), el pago era soportable. Si la facturación de esa persona ha bajado a 1.500 euros, esos 250 euros empiezan a pesar mucho más.

Así pues, deberían tomarse medidas que incentivasen el cumplimiento de las obligaciones son la Seguridad Social. A lo mejor, que la base de cotización dependiese de la facturación o de los ingresos, o dar la posibilidad de reducir lo cotizado durante algún tiempo.

La cuestión es que por acción de unos e inacción de otros, cada vez menos gente declara su trabajo y opta por el curro en B, incrementando el dinero que circula sin ningún control y sin ninguna retención.  

Falsos despidos en España

No conozco ni uno, ni dos, sino varios casos de despidos que no son tal. Es gente que, en vez de ser prejubilados por sus empresas, son “despedidos” para que cobren el paro durante tres o cuatro años y, así, alcanzar la edad de jubilación.

Es decir, son las arcas públicas las que deben soportar un pago que, en condiciones normales, no debería darse. Porque además, las personas en esa situación, no tienen la más mínima intención de encontrar ese trabajo. 

Simplemente, se encuentran con un “despido improcedente”, que, a costa del Estado y de los impuestos de los demás, le permiten seguir cobrando un salario, en forma de prestación, que simplemente no le corresponde. Lo más grave, es que muchos de estos casos se dan en importantes multinacionales.

¿Y fuera de España?

Fuera de nuestras fronteras hay otra actitud. Otra conciencia social. Aquí, defraudar a Hacienda es ser “guay” y uno se gana el reconocimiento de amigos y conocidos. Además, como España es el país de la envidia, “si fulano lo hace, yo tengo que hacerlo pero más”.

Tristemente, el peso de la economía sumergida en otros estados de la Unión Europea es menor y a España solo lo superan países como Estonia, Letonia, Croacia, Turquía, Bulgaria…Y es que la economía sumergida se calcula que puede superar el 20% del PIB, una cifra que de recaudarse, dejaría el resto de datos en una zona mucho menos preocupante y ayudaría a reducir el pesimismo reinante en toda España. 

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